13.4.10

SAUDADE...

de voçe

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La idea de todo lo que quedaba por hacer me hizo desistir de salir a correr. En su lugar, bien temprano, comencé la actividad. Tan solo el friso de esos cuatro muros y limpiarlo todo, termino llevándome el día entero. Una... dos... tres manos. Retocar, retocar, retocar. Qué duro es trabajar en esas condiciones: en alto y en equilibrio. Y eso que en este caso solo consiste en aplicar un color de modo más o menos uniforme. ¡No puedo imaginar lo que pudo ser pintar la bóveda de la Sixtina! Y menos mal que hice un descanso. Acabé a eso de las 8. Entre unas cosas y otras, más de doce horas de untar, escurrir, subir, bajar, retocar, limpiar... y escuchar música.

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¡Hermoso río! en el resplandor, límpida corriente
de cristal, errante agua.
Eres un emblema del brillo,
de belleza, de no escondido corazón,
la juguetona sombra de arte
en la hija del viejo Alberto;

pero cuando ella mira en tu ola,
que reluce entonces, y tiembla,
pues, entonces, el más bonito de los arroyos
se parece a su adorador;
ya que en su corazón, como en tu arroyo
la imagen de ella profundamente yace,
el corazón de él que tiembla ante el rayo de luz
de los ojos de ella que indagan el alma.

Edgar Allan Poe

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de voçe